sábado, 28 de enero de 2012

¿Qué es una concepción del mundo?

Una concepción del mundo no es un saber, no es un conocimiento en el sentido en que lo es la ciencia positiva. Es una serie de principios que dan la razón de la conducta de un sujeto. Una buena parte de la vida cotidiana puede interpretarse en términos de principios o creencias muchas veces implícitas, insconscientes en el sujeto que obra o reacciona.
Frecuentemente, esos principios o creencias inspiradores de la conducta cotidiana están explícitos en la cultura de la sociedad en la que vive. Esa cultura contiene por lo común un conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza del mundo físico y de la vida, así como un código de estimaciones de la conducta. La parte contemplativa o teórica de la concepción del mundo está íntimamene relacionada con la parte práctiva, con el código o sistema de juicios de valor, a través de cuestiones como la existencia o inexistencia de un principio ideal o espiritual que sea causa del mundo.
La existencia de una formulación explícita de la concepción del mundo en la cultura de una sociedad no permite averiguar cúal es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad, pues el carácter de sobre-estructura que tiene la concepción del mundo no consiste en ser un mecánico reflejo, ingenuo y directo, de la realidad social y natural vivida.
Para aclarar el papel de la concepción del mundo respecto del conocimiento científico-positivo es necesario atender a los aspectos formales de ambas. Las concepciones del mundo suelen presentar unas puntas muy concentradas y conscientes, en forma de credo religioso o moral, o de sistema filosófico. Sin embargo, la filosofía sistemática se vio arrebatar un campo tras otro por las ciencias positivas, y acabó por intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia. En los casos más ambiciosos, la filosofía presenta más o menos abiertamente la pretensión de dar de sí por razonamiento el contenido de las ciencas positivas. En este caso, la concepción del mundo quiere ser un saber, conocimiento real del mundo con la misma positividad que el de la ciencia.
Esta pretensión puede considerarse definitivamente fracasada hacia mediados del siglo XIX con la disgregación del ambicioso sistema filosófico de Hegel. La causa principal de su fracaso es la definitiva y consciente constitución del conocimiento científico-positivo durante la Edad Moderna. Este es un conocimiento caracterizado por su intersubjetividad, y prácticamente por su capacidad de posibilitar previsiones exactas. Las tesis de la vieja filosofía sistemática, de los dogmas religiosos y de las concepciones del mundo carecen de esos rasgos. Y como esos rasgos dan al hombre una seguridad y un rendimiento considerables, el conocimiento que los posee, el científico-positivo, va destronando, como conocimiento de las cosas del mundo, al pensamiento de la filosofía sistemática tradicional.
El que las concepciones del mundo carezcan de aquellos dos rasgos característicos del conocimiento positivo no es cosa accidental sino necesaria. La concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubres por los métodos decisorios del conocimiento positivo, que son la verificación o falsificación empíricas y la argumentación analítica. Esto no quiere decir que el conocimiento positivo no abone una determinada concepción del mundo más que otra, pero abonar no es lo mismo que aprobar en sentido positivo.

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