sábado, 8 de octubre de 2011

El gran escenario de nuestra vida

Teatro Internacional presenta:

Para los pobres siempre es de noche


Reparto


Goldman Sachs                                                    Grandes grupos comerciales

Merrill Linch                                                        Grandes grupos de inversión

Lehman Brothers                                                           Fondos de alto riesgo

Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch          Agencias de calificación de riesgo

EE.UU., Alemania, Francia, Grecia, Italia, España, etc.                Gobiernos

J. Paulson, G. Soros, P. Falcone, J. Simons y K. Griffin        Especuladores

Por desgracia, casi todos                                                             Ciudadanos


Escenario, iluminación, sonido y publicidad: Medios de comunicación

Vestuario: Traje y corbata.


Agradecimientos: a todos los anteriormente citados, porque sin su ayuda nada de esto habría sido posible.


Duración: hasta que aguante.

  
Gobiernos que venden grandes planes de rescate como receta para salir de la crisis que asfixia la economía, mientras poco a poco van moviendo todos sus fondos a valores más seguros, temerosos de que aquello que ellos mismos proponen no sirva para nada. Grandes grupos comerciales y de inversión que a base de movimientos especulativos buscan conseguir grandes beneficios sin importar en absoluto las repercusiones sociales, económicas o monetarias que ello pueda tener. Agencias de calificación que, cómplices de la situación económica y operando bajo una dudosa regularidad, hacen tambalearse los ya de por si convulsos mercados tras cada publicación de informes de calificación de deuda de los estados. Especuladores que arrasan con principios morales y éticos y que sueñan noche tras noche con una nueva recesión económica para salir de compras a unas bolsas que se desploman ante el sombrío panorama internacional. Y al final, ciudadanos, pero solo al final, cuando llega la factura.

Una obra que promete transmitir al espectador sensaciones y emociones únicas con un realismo nunca imaginado.

lunes, 3 de octubre de 2011

Mi universidad

"La eduación representa nuestra mayor inversión de futuro". Seguro que hemos oido esta frase centenares de veces y con la que, probablemente, la mayoría de nosotros por no decir todos, estemos totalmente de acuerdo. Pero, si pensamos así, ¿por qué la realidad difiere tanto de ese pensamiento que parece ser la nota general?, ¿por qué si es la mejor inversión de futuro invertimos tan poco en ella?.

Cierto es. La educación representa nuestra mayor inversión de futuro, pero no sólo en cuanto a inversión económica se refiere. La eduación es algo más. La educación no es la simple superación de unos contenidos ni el reflejo de ello en un documento. Tampoco es la mera fabricación de los trabajadores que el mercado demanda. La educación es un proyecto social, y como tal se encarga de formanos como personas, desarrollando nuestras cualidades y calidades humanas, nos enseña el sentido completo de lo que significa ser ciudadano. La educación es un derecho, y por tanto es nuestro deber defenderla, por nuestro futuro y por el de los que vienen detrás.

La publicidad, la accesibilidad y la calidad deberían constituir los pilares principales que regieran la educación universitaria, pero poco a poco asistimos al decaimiento de estos valores y del componente personal y humano que caracteriza a este nivel educativo. Nuevas lógicas hacen su entrada en escena y caracterizan la educación con nuevos valores que, más allá de favorecer al individuo y su desarrollo, se adaptan y favorecen al sistema en busca de la llamada "eficiencia". La rentabilidad y la adecuación son las notas configuradoras del nuevo sistema de educación universitaria que lleva tiempo gestándose.

Hay aspectos que no deberían tener cabida en el ámbito educativo, más aún cuando este porta como estandarte la cualidad de ser público, y que sin embargo son los que imponen cada vez más las reglas sobre las que vamos a jugar en esta etapa de nuestras vidas para definirnos y para definir nuestro futuro.

Quiero ser algo más que un número de expediente dónde se refleje una titulación, quiero ser algo más que el fruto de la adaptación al mercado laboral, quiero ser todo aquello que mis cualidades me permitan ser, no lo que pueda ser en términos económicos. Quiero ser muchas cosas, pero sobre todo quiero vivirlas, que formen parte de mi y que me definan el día de mañana porque yo las he eligido, no porque no tuve posibilidad de optar. Quiero una universidad pública, accesible y de calidad, pero sobre todo quiero una universidad humana.