sábado, 28 de enero de 2012

Biotecnología, conclusiones de investigación.

La biotecnología es un sector aplicable a muchos ámbitos, que puede aportar muchas mejoras aplicables a nuestra vida y que además es rentable y proporciona muchos puestos de trabajo. Los países en general están apostando en gran medida por esta ciencia, ya que ven en ella gran parte del futuro próximo en cuanto a desarrollo y beneficio.

En medicina es cierto que la inversión se centra en enfermedades que mayoritariamente conciernen al llamado primer mundo o mundo desarrollado: enfermedades mentales, Alzheimer, cáncer, diabetes….y no se investiga de forma tan profunda en enfermedades que afectan a los países menos desarrollados porque los beneficios son poco atractivos comparándolos con los primeros mencionados. Aunque en agricultura por ejemplo, sabemos que países emergentes están poco a poco sumándose al carro de la biotecnología, en la búsqueda de beneficios. A pesar del debate internacional sobre la comida biotecnológica, en Estados Unidos el gobierno prevé que los agricultores usarán de forma mayoritaria plantas mejoradas genéticamente, en maíz y soja,  por ejemplo habrá un incremento del 13% respecto del año anterior. En otras partes del mundo ocurren hechos parecidos, en Brasil se espera que por fin las semillas genéticamente mejoradas se autoricen tras años de traerlas de contrabando por Argentina. En China más de cinco millones de agricultores usan ya plantas resistentes a los insectos. La adopción de cultivos genéticamente modificados en todo el mundo, en países desarrollados tanto como los que no lo están tanto, es el resultado de cosechas de calidad y beneficios medioambientales que estos cultivos permiten. Su uso ha ido aumentando anualmente y seguirá haciéndolo a medida de que los países conozcan los beneficios que la biotecnología moderna aporta a sus necesidades específicas. En Europa el debate  sobre la aplicación de la agrobiotecnología se ha desarrollado de forma poco sincronizada: por un lado no se han probado los riesgos que preocupaban a los consumidores y por otro estas prácticas positivas no se han llevado  al nivel político para regular el uso de estos nuevos productos. Tanto la OCDE como el G8 en el año 2000 confirmaron que los alimentos provenientes de plantas genéticamente mejoradas no son más peligrosos que los cultivados de forma convencional. En resumen, en Europa no se autoriza la utilización de organismos genéticamente modificados, y esta diferencia legislativa con otros países como por ejemplo EEUU crea una incertidumbre en el mercado a la hora de invertir en las compañías que fabrican estos productos.

En España hay 400 empresas de biotecnología propiamente dichas, o lo que es lo mismo, que realizan inversiones productivas de I+D+I. Y, según señalan los expertos en la materia, funcionan. De hecho y pese a ser un sector relativamente joven (hoy las empresas cumplen una media de 12 años), generan una suculenta facturación, en 2010  superaron los 1.400 millones de euros. Lo más importante, especialmente en los tiempos que corren es que crean empleo. En los últimos diez años han pasado de cerca de 500 empleados a rozar los 6.500 según datos del último informe “relevancia de la biotecnología en España 2011”, realizado por Genoma España. Esta empresa que tiene participación mayoritaria del Ministerio (antes Ciencia y Tecnología, ahora Economía) se dedica a desarrollar políticas y programas a favor de la Innovación, a mejorar los procesos de transferencia de tecnología y conocimiento desde las universidades y centros públicos de investigación hacia las empresas.
Con la crisis económica, tanto la inversión pública como la privada se ha reducido aunque en una medida inferior a la de los otros recortes presupuestarios. La investigación sigue siendo prioritaria para los gobiernos a pesar de las reducciones y el sector cuenta con científicos de prestigio y empresas sólidas y rentables. Pero dada la magnitud de la inversión que requiere, las fuentes de financiación son públicas pero también privadas. Según Rafael Camacho, Director General de Genoma España, rompe una lanza por las empresas de capital riesgo que están apoyando esta industria de forma importante, aunque en España lo hacen aproximadamente por debajo de la media europea en un 50% y esto aun cuando la industria en España represente un 10% de la europea. Los fondos de capital riesgo invierten en sectores donde no lo hace el inversor tradicional, como es el crecimiento y la expansión de las compañías que esperan proporcionen una rentabilidad atractiva. Estos están especializados por sectores, en el de la investigación destaca Janus por ejemplo.
En países como Francia se dan anticipos de crédito fiscal y así las empresas no tienen que esperar a llegar al mercado con el producto y obtener beneficios.
Es decir, el futuro de las empresas de investigación en España, pasa por la internacionalización. Tenemos un gran potencial, podemos ser punteros en el sector, pero nos falta financiación y depender sólo del mercado nacional es complicado dada la fuerte necesidad de inversión. Esto podría mejorar si las empresas españolas se abren hueco fuera de nuestras fronteras, y en este área es fácil ya que sus activos son de interés en empresas para otros países. El área de salud es el que más valor añadido genera, porque cada vez hay más población y más envejecimiento. Por eso, su valor añadido está por encima del 1000 por ciento.

No todas las áreas de mejoras son las económicas, y aunque la búsqueda de financiación es el reto más importante, hay otras vías de progreso en un futuro inmediato que esperan en esta ciencia.
Algunas voces reclaman más apoyo institucional por parte de los gobiernos, no sólo de orden puramente económico sino político. Según Jordi Ibáñez, socio de Accenture, en Cataluña, “una región donde esta industria supone un 8% del PIB y, sin embargo, a la automoción, que supone un 10%, la ponemos entre algodones”. Se podrían articular soluciones fiscales o de algún otro tipo para mitigar los efectos de la crisis que con tantos recortes influyen dramáticamente en la investigación científica
También según expertos del sector, sumadas a las barreras de financiación están las de las patentes. La razón de que estemos por debajo de  países como Bélgica y Holanda está en la rigidez de las entidades reguladoras a la hora de sacar un fármaco. Se necesitan muchos datos y precisión para aprobarlos en un corto plazo, lo que hace que en ocasiones no dé tiempo a recuperar la inversión hecha por la empresa. También en esta línea según Manel Peiró Vicedecano de Esade y profesor en materia sanitaria “las patentes no siempre garantizan un retorno suficiente”. Es decir, la administración debe agilizar los procedimientos que permiten la explotación comercial a la vez que ser vigilantes para que la seguridad jurídica resulte cómoda a los inversores.

En estas conclusiones no podemos dejar de mencionar la vertiente social que también tiene la biotecnología, como son  la ecoalfabetización y  el desarrollo de proyectos de sostenibilidad gracias al descubrimiento de nuevas propiedades de los seres vivos gracias al descubrimiento de  la estructuración del ADN. La evolución en biotecnología significa comprender de qué está hecha la realidad, para conseguir la cura de enfermedades genéticas. La crítica a esto es la utilización que también se hace de esta ciencia en la industria armamentística, donde las armas biológicas son la cara B de lo mencionado en cuanto a avances médicos. 

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